jueves, 20 de mayo de 2010

SESIÓN 18 – 5 – 10. AULAS HOSPITALARIAS E INTEGRACIÓN SOCIOLABORAL DE PERSONAS DROGODEPENDIENTES

Buenas tardes compañeros y compañeras, el pasado martes volvimos a asistir a dos exposiciones realizadas por nuestros compañeros acordes a las aulas hospitalarias y la integración sociolaboral de personas drogodependientes.

La primera exposición tenía el objetivo de informarnos con respecto a las aulas hospitalarias, un tema en mi opinión novedoso y original además de desconocido para mí.

Quien esté en mis mismas circunstancias le vendrá bien saber que, las aulas hospitalarias son aquellos “centros escolares” situados en los hospitales que atienden a niños con edades de entre los 3 y 16 años que sufren diversos tipos de patologías (enfermedades, roturas, operaciones, etc.). Atento únicamente a las necesidades del niño hospitalizado, asistencia libre y voluntaria.

Sus objetivos principales son evitar los desfases escolares, favorecer la integración socio-afectiva de los niños/as, establecer comunicación con los centros de procedencia del alumno, estimular su asistencia, ofrecer asesoramiento, orientación apoyo escolar a madres y padres, crear un marco de acción socioeducativa adaptada a sus necesidades.

En definitiva, mejorar la calidad de vida de los niños y niñas hospitalizados, en los ámbitos psicológico, afectivo y social. Tratando de normalizar su vida en dicha situación.

Las aulas hospitalarias se trata, en mi opinión, de un ámbito de actuación ideal para desempeñar nuestros puestos profesionales como educadores sociales. Su metodología personalizada, participativa y socializadora hace buena cuenta de ello. Nuestro objetivo principal se encontraría en crear o adaptar el entorno educativo hospitalario a través de diseños curriculares individuales y seguimientos personalizados con el ánimo de conseguir paliar las necesidades educativas del niño/a dentro del contexto hospitalario. Se trata de que el menor pueda proseguir su itinerario educativo normalizado y pueda integrarse a posteriori al sistema educativo con total satisfacción y equidad. De esta forma, los contactos y coordinación con el centro escolar de origen de el/la paciente es fundamental así como con su familia.

Pero incluso atendiendo a todo ello tenemos otra función igual de importante en mi opinión, el construir esas aulas hospitalarias con el objetivo de motivar a los niños/as a “luchar” contra su enfermedad. Puede parecer muy simple, pero para ellos el asistir a las aulas hospitalarias y relacionarse con otros niños les hace olvidar lo que están pasando y les produce una alegría que ayudar a proseguir con el esfuerzo. Esta es una de las metas que deben de trabajarse más a nivel profesional y con la colaboración de todos los profesionales posibles.

También me sorprendió que existiera un marco legislativo que respalda estas actuaciones tanto a nivel europeo (Carta de los derechos del niño hospitalizado) como a nivel nacional (LOGSE) y autonómico (Ley 9/1999 de derechos al niño hospitalizado).

Así como la creación e implementación de proyectos virtuales destinados a que los niños que se encuentran en un aula hospitalaria con enfermedades puedan comunicarse con otros del exterior u otros enfermos (“Mundo de las estrellas”).

Atendiendo a la segunda exposición, “Integración sociolaboral de personas drogodependientes”, denotar la falta de capacidad expositiva de susodicho grupo. Siento decirlo, pero fue así. Pienso que deberían de haberla planificado de una manera distinta, ellos deben de ser conscientes y aprender de los errores que es tal y como nos formamos todos.

Por mi parte señalar, la existencia de un ámbito de incorporación social de drogodependencias dentro del II Plan Andaluz sobre Drogas por las que ofrece una serie de recursos la administración pública como: la red de artesanos, centros de día, pisos de apoyo a la reinserción y movimiento asociativo.

Todo ello resalta la importancia de susodicho proceso para las personas drogodependientes.

El problema se encuentra, en mi opinión, en si las medidas que se llevan a cabo son del todo efectivas y suficientes. Me hubiera gustado ver algún porcentaje de cuantas personas realmente acaban insertándose en el mercado laboral de forma satisfactoria, así como los tipos de ayuda que realiza el Estado para ello.

No parece que existan muchos movimientos asociativos que se dediquen a desempeñar esta función reinsertiva de forma satisfactoria, ya que la mayoría se centran principalmente a rehabilitar al drogodependiente de sus adicciones. Un claro ejemplo de ello puede ser una de las asociaciones que nos citaron nuestros compañeros donde no existe ninguna figura ni programa específico para reinsertarlos, más bien son voluntarios los que orientan y motivan hacia lo laboral.

Hay que interesarse en la persona, realizar numerosas entrevistas personales y un estudio personal/familiar exhaustivo para descubrir qué es lo que realmente le interesa y sobre ello trabajar hasta conseguir sacar todas las potencialidades posibles.

Bien es cierto que incluso trabajando de forma adecuada para conseguir los objetivos propuestos, seguramente nos encontremos con el rechazo de la sociedad. Como educadores sociales tenemos que trabajar en ello e intentar crear entornos que favorezcan la reinserción de estas personas por medio de programas y proyectos. Es difícil, pero no imposible.

Un saludo.

Seguiré informando…

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